Yo conocí a la mujer araña.
Fue en un otoño de estrellas,
caricias y falsas promesas
que abolian cualquier voluntad.
Yo me enamoré de la mujer araña.
Cutis lechoso y opacos
su ojos, andar solitario
y fingidas maneras de amar.
Yo sufrí a la mujer araña.
Burdas, teatrales tristezas
tejían la tela sedosa
en que estuve dispuesto a finar.
Yo sobreviví a la mujer araña.
Fácil no fue reponerse
en medio de besos tramposos:
recobré mi valiosa libertad.
El Sietemesino
Vaya! Acabo de ver esto y me he quedado...¿Quién debe darse por aludido con este poema? No puedo crérmelo. Pido perdón desde el corazón por la parte que me toca y me encuentro con esto. No me lo esperaba.
ResponderEliminarYa está, ya me has destrozado. Supongo que estamos definitivamente en paz.