Fue en mayo,
con sus anchas tardes de luz
y su algarabía infantil
sacudiendo las calles.
Aquel mayo,
ascendiendo por la ventana
abierta de la habitación
rociada en flor de naranjo.
apretarme contra tu pecho
y darme tus labios...
tus labios de vino
por última vez en mayo.
ascendiendo por la ventana
abierta de la habitación
rociada en flor de naranjo.
Mayo andaluz,
acunando nuestros cuerpos
sobre la cama enlazados
fingiendo dormir el crepúsuculo...
el crepúsculo cobalto
de mayo.
acunando nuestros cuerpos
sobre la cama enlazados
fingiendo dormir el crepúsuculo...
el crepúsculo cobalto
de mayo.
Pero las campanadas de una iglesia
a lo lejos,
y la canción rasa del grillo
entre la maleza
y los arpegios flamencos
a media voz en la radio
a lo lejos,
y la canción rasa del grillo
entre la maleza
y los arpegios flamencos
a media voz en la radio
conjurar supieron
tan mala simulación,
y apenas la piel rozándote
con ternura casi infantil,
tan mala simulación,
y apenas la piel rozándote
con ternura casi infantil,
mi boca a tu oído trepó
susurrando ocho letras
que te hicieron sonreír,
susurrando ocho letras
que te hicieron sonreír,
apretarme contra tu pecho
y darme tus labios...
tus labios de vino
por última vez en mayo.
El Sietemesino
Imagen (Google)
Mayo es el principio del buen tiempo y, en el caso de tu poema, el final de una relación amorosa. Seguro que habrá otros mayos, como el inagotable mayo de la poesía.
ResponderEliminarUn abrazo.
Bonita poesía, aunque algo triste.
ResponderEliminarHermoso poema de amor y nada triste, por cierto. Al menos, según lo veo yo. Sí, amor juvenil, que es el más inocente y sincero, y cuando dice "te quiero", no lo piensa, pero siente en sus adentros el cosquilleo que hace pronunciar las palabras.
ResponderEliminarAbrazos.