Nada de
trabajo,
nada en
la nevera
“nada”
sin atajos,
harto
de la espera.
Destrozando
bordillos,
cortándome
las venas,
merendando
palillos,
esta
noche, Nochebuena.
Mi
querida España,
esta
España mía,
esta
España nuestra,
es una
patraña
regalada
un día
a una
rosa siniestra,
a una gaviota
asesina.
Funesta
sonatina
de
zapatos sin suela
y colas
en el paro
y
tuppers de la abuela
y
pasando, pasando;
pasando
por el aro,
pasando
de la escuela,
pasando
con descaro,
pasando
de Bruselas.
Yo soy
español,
español,
español.
Pero
así, así,
así golea
mi país:
Con el
número uno:
yo
votaré.
Con el
número dos:
tú
gobernarás.
Con el
número tres:
él un
trabajo mendigará.
Con el
número cuatro:
nosotros
saldremos a protestar.
Con el
número cinco:
pon el
culo y Telecinco.
Y con
el número seis:
si me
habéis votado os jodéis.
Yo soy
español,
español,
español.
Prohibido
gritar
y luchar
y soñar.
Prohibido
reír
y jugar
y cantar
prohibido
amar
y follar:
respirar.
Cada
vez la justicia más muda,
la
esperanza mucho más huesuda,
las
mujeres de negro por viudas,
cada
vez más, menos ayudas.
Y cada
vez más, todo me la suda:
cada
vez más sombra,
sombra
viviente,
a la
que inteligentes
dirigentes
dejaron
sin un duro
con
esta trama reciente.
Y cada vez
más, todo me la suda:
cada
vez más muerto,
muerto
viviente,
al que
eficientes
presidentes
robaron
el futuro
con
este drama presente.
Yo soy español,
español,
español.
El Sietemesino
A España no hay quien la reconozca tras sólo dos años....
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