Cuando
aprenda a pedirme perdón,
cuando
aprenda a escucharme de verdad,
cuando
aprenda a ilusionarme con mi ilusión
o
cuando aprenda a sonreírme en el cristal…
Cuando
aprenda a comprender mi confusión,
cuando
aprenda a decirme “sí” mil veces más,
cuando aprenda
a esperarme sin resignación
y
cuando aprenda a agradecerme el ser y el estar…
Cuando
aprenda a ganar siendo el perdedor,
cuando
aprenda que el éxito es volverlo a intentar,
cuando
aprenda a oír llover sin olvidar el sol
o
cuando aprenda a descalzarme en la orilla del mar…
Cuando
aprenda a vivirme con aceptación,
cuando
aprenda a disfrutarme con naturalidad,
cuando
aprenda que caer no es una decepción
y
cuando aprenda que amarme es mi deber y mi responsabilidad…
Cuando
aprenda todo esto a la perfección
y
cuando aprenda a soportarme bajo el frío espacial,
quizás
la soledad no será una maldición,
sino un
buen lugar donde aguardar el final.
El Sietemesino
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.