viernes, 20 de diciembre de 2013

Te soy...


como el llanto al poeta,
como el hombre a su destino,
como el velocista a las agujetas
y los pies al camino.

Te soy...


como la duda al juicioso,
como al ojo la belleza,
como el error al impetuoso
y al holgazán la pereza.

Te soy...

como el milagro a la ciencia,
como el enamorado al entusiasmo,
como la verdad a la experiencia
y la inmortalidad al orgasmo.

Así te soy yo...

con la complicidad del sol y la luna,
con la naturalidad del agua del río,
con la libertad de palmeras y dunas...
así te pertenezco yo, amor mío.

Te soy...

como el verano al invierno,
como el ajedrez a Capablanca,
como la suegra a todo yerno
y Arquímedes a la palanca.

Te soy...

como el sabio al silencio,
como las letras al angustiado,
como el grito a los necios
y los gatos a los tejados.

Te soy...

como al valiente la herida,
como la burla al cohibido,
como la muerte al suicida,
y el bostezo al aburrido.

Así te soy yo...

con la complicidad del sol y la luna,
con la naturalidad del agua del río,
con la libertad de palmeras y dunas...
así te pertenezco yo, amor mío.

Te soy...

como Messi a un balón,
como la llave a la cerradura,
como aquiles a cualquier talón
y el pecado a los curas.

Te soy...

como al obrero la pobreza,
como la enfermedad al anciano,
como la espuma a la cerveza
y la guerra a los americanos.

Te soy...

como el niño al cucuruchito,
como el aplauso al cantante,
como la truchita al truchito
y el amor a los amantes.

Así te soy yo...

con la complicidad del sol y la luna,
con la naturalidad del agua del río,
con la libertad de palmeras y dunas...
así te pertenezco yo, amor mío.


El Sietemesino

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