Tal es la ferocidad con que hoy evoco su dulce recuerdo, que ahora soy incapaz de saber cuál es la verdadera naturaleza del olor que creo estar percibiendo, y que es idéntico al que salpicaba su cuerpo aquel inolvidable Uno de Abril. Ciertamente no sé diferenciar si éste es real o, sencillamente, producto de una sutil maniobra de mi imaginación para que pueda subsistir en esta mañana gris y huérfana de bellas flores. De lo que sí estoy convencido, sin embargo, es de que la mañana es un poco más gris porque está huérfana de esas bellas flores que no son sino sus palabras.
El Sietemesino
Imagen (Google)
Es un consuelo pobre, pero...queda su aroma aún...sería una pena desperdiciarlo por pensar en el pasado...
ResponderEliminarUn saludo ;)