Cenita, sexo y fiebre alta

Imaginemos nosotros, hombres, que estamos cenando a la luz de las velas con una mujer. Nos gusta su mirada, su forma de hablar, sus labios, sus ojos, sus pechos, sus curvas... Empezamos a sentirnos eufóricos porque percibimos en ella la receptividad pre coital; podemos notarlo en sus gestos: la punta de sus dedos se deslizan por el filo de la copa, no se lleva el bolso consigo cuando va al servicio, nos roza varias veces con su cuerpo  (a pesar de lo grande que es el comedor) y, además, termina algunas frases diciéndonos "cariño". Tenemos, pues, al alcance de la mano, la boca y otra partes, el mismísimo paraíso. De modo que no tardamos en dejar la cena a un lado para entrar en la habitación...
...y desvestirnos apresuradamente. Gemidos, caricias, besos, apretones, sudor, mordiscos, jadeos, movimientos cada vez más rápidos, más bruscos y...fiebre alta, picor de ojos, también de nariz, malestar general, ¡todos los síntomas de una gripe!.
Sí, sí, porque un estudio reciente ha desvelado que el orgasmo en el hombre más que alegría puede producir, en algunos casos, alergia. Una alergia causada por el propio semen, llamada "síndrome orgásmico".
Vamos, con lo que nos cuesta a nosotros, los hombres, echar un casquete, como para ser, encima, alérgicos, ¿verdad?. Eso sin contar, claro, con el cargo de conciencia que puede producir en nuestra compañera el estado al que hemos quedado reducidos; fácilmente podría sentir que está acabando con nosotros de la misma forma que se acaba con las cucarachas: a polvos.
¡Hay que joderse...! (y nunca mejor dicho).

La Minina y El Sietemesino
Imagen (Google)