viernes, 5 de julio de 2013

Optimismo a las dos de la tarde

 
 
 
Tanto tiempo pareciendo
lo que no se es,
acaba por convertirnos
en lo que parecemos.
Es pertenecer a un mundo
que está la mitad de nor-mal
y que confunde vivir
con respirar.
Es lo que tiene una sociedad
  que ve como un asesinato
silbar al himno nacional
y un error bancario
el atentado perpetrado
contra la humanidad.
Es lo que hay
  anteponiendo el papel moneda
al hueso y la carne,
  andar con la mirada triste
al suelo pegá
hablando de lo evidente,
evaluando según aspectos
y muriendo cada día más.
  Aunque no hay mal
que por bien no venga
y ya fluye una imparable energía:
la energía de la necesidad.
Cierto que ejemplares
de Crimen y Castigo
y de Cien Años de Soledad
se tiran a reciclar
para fabricar revistas
y cartillas bancarias
de esas que llegan a matar.
Cierto que la cultura
fue a parar
con sus conocimientos
al rincón más escondido
y polvoriento de la realidad.
Cierto que se cree más
en mentiras ajenas
que en la propia verdad.
Cierto. Como cierto es
que aún existe
el que no teme al silencio
ni la soledad,
el que no colecciona camisas,
coches, colonias ni vacíos
de lo existencial.
Afortunadamente
aún sobrevive a esta dictadura
presidida por la necedad,
el irreductible corazón
de quien jamás venderá
a lo importante
lo que no se puede vender
porque es esencial.
 
 
El Sietemesino
Imagen (Google)

2 comentarios:

  1. Muy buen poema. Crítico y social, con buen ritmo, y con un final cierto y esperanzador; aún queda gente que no se deja comprar lo esencial.
    Abrazos.

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