viernes, 30 de noviembre de 2012

Poema del día tonto

 
A veces despierto
y es trece de octubre
y el cielo es de plomo
y oigo un piano,
tumbado en la noche precoz
del agua que araña las rejas
metálicas de mi balcón. Oigo.

Pues lo que escucho es algo distinto,
es alguien distante, lejano, imposible;
su voz disuelta en eternos silencios

que a casi todo prestaron cobijo...
 
Me duele octubre
y sus tormentas,
sus melodías
y esta imprevista penumbra
que a quimeras tritura mis sienes.
No, no, no quiero,
pero sí, sí, sí quiero ceder al deseo,
rendirme a la pena
que fuerte me agarra y
sumerge orejas y nariz
y manos y boca y ojos al fondo,
adentro, a las raíces
de la memoria
 
Sucede que entonces
un veinte de junio,
el anillo de plata, también aquel banco,
tu humilde sonrisa
y la dulce impresión
de no ser capaz de echar nada
nada, en falta.
 
Entonces, y no más que entonces,
tremenda, prevista, chalada idotez:
buscar en la agenda las letras
que siempre formaron tu nombre.
 
Jugar a creer.

Colmado de octubre
creí fascinado;
oscura su tarde,
a tierra mojada su olor,
cruel su piano francés...
 
creí y jugué,
jugué a creer que podrías aún desearme
igual que a ti te deseo yo;
ya ves que son tres
años, tres,
que a casi todo prestaron cobijo...
 
Hoy embargo seré un niño bueno
y al pie de estas letras
tu ruego cumpliré: 
 
ya nunca más

volveré a

llamarte.

No obstante,
comprende que veces despierto
y es trece de octubre
y el cielo es de plomo
y oigo un piano,
tumbado en la noche precoz
del agua que araña las rejas
metálicas de mi balcón. Oigo.

Pues lo que escucho es algo distinto,
es alguien distante, lejano, imposible;
su voz disuelta en eternos silencios
que a casi todo prestaron cobijo...
a casi todo, menos al olvido.
 
 
El Sietemesino
Imagen (Google)
 


3 comentarios:

  1. Sí, a veces es difícil olvidar esos momentos que nos marcaron una época de nuestra vida, o el rechazo de un amor, juvenil tal vez, que en esa época tan dada a la melancolía como es el otoño, vuelve para recordarnos que sigue vivo su recuerdo dentro de nosotros.
    Saludos y un abrazo.

    ResponderEliminar
  2. A mí me gustan tus días tontos, primo, porque compones poemas soberbios. Creo que va siendo hora de que los muestres al mundo.

    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  3. Días tontos que originan grandes poemas como este...me encanta.
    Besitos ;)

    ResponderEliminar

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.