domingo, 21 de octubre de 2012

Otoño personal

Ya acortando los días, ya la alfombra de hojas amarillas extendida, ya acariciando otro año más...
La vida transcurre entre prisas, preocupaciones y pequeños placeres. Un día, sin saber cómo, me miro al espejo y no me reconozco, "la imagen que ves es la de una persona que no eres tú" (susurra algo que queda bien dentro). ¿En qué momento sucedió? ¿cuándo aparecieron ojeras y arrugas? Tomo conciencia de lo ocupada que estuve con marido, hijos, trabajo, casa... No me he parado cinco minutos siquiera a
observarme, y me soprende comprobar que dejé de ser...... una niña, una adolescente, una mujer. Me convertí, sencillamente, en una "señora".
Sin embargo, el correr del tiempo también da para reflexionar y, en esas, descubro que los años reservan pequeñas perlas solo al alcance de la madurez.
He aprendido que no se debe confundir lo profesional con lo laboral. Que el chisme es una fuerza extremadamente negativa. Que entre un hobby y una enfermedad mental, la línea que existe es muy delgada. Que a nadie le preocupa que no baile bien (simplemente me levanto y bailo). Es indiferente no ser perfecta. Y, lo más importante: valoro la salud y la vida.
Precisamente esto último es tan corto y el oficio tan difícil, que cuando uno comienza a cogerle el truco, está inmerso en la segunda mitad de su tiempo. Cuánto tardamos en madurar ¿verdad? Por suerte, nunca es tarde para ir en busca de nuestros sueños.
La Minina
Imagen (Google)  

4 comentarios:

  1. Nunca es tarde para nada en esta vida, eso es una gran verdad, y eso espero que me ocurra a mí con el ordenador, porque no hay manera de que pueda dejar un comentario o hacer una vidita a nadie. Va más lento que un caracol y está que arde.
    Un abrazo.

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  2. Es que eso de que pase el tiempo preocupada por los hijos, el marido... es vivir, aunque nos quieran convencer de otra cosa.
    Y si no has "sufrido" todo eso, te das cuenta que estás vacía y que realmente no has vivido.

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  3. Hay que darse cuenta cuanto antes de lo que merece la pena vivir e intentar disfrutarlo a tope, al menos lo que nos dejen.

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  4. El "gran secreto" de nuestra propia existencia debe ser algo parecido a ser consciente de estar pasando lo que se está pasando en cada momento, porque las cosas, las vidas, pasan y no podemos esperar al final para darnos cuenta. Ardua tarea.

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