martes, 7 de agosto de 2012

Una vida cualquiera


A él, que no pidió nacer, le dieron la vida y una vez en ella le dijeron que tenía que ganársela. Entonces comenzó la escuela, sitio donde pronto aprendió a comportarse como un adulto y a memorizar debidamente fórmulas, nombres y fechas so pena de un buen reglazo. De ese modo, y casi sin advertirlo, llegó el momento de trabajar; infinidad de trabajos desempeñó, buenos y malos trabajos, sin embargo, en ninguno le valió de mucho lo aprendido en el colegio y en todos hubo de obedecer órdenes y más órdenes, muchas de ellas injustas, si no quería poner en peligro la recompensa que todos los meses le permitía ganarse la vida que él no había elegido. Claro que, entre el final de una cosa y el inicio de otra, tuvo tiempo de descubrir el amor. Y en este caso sí le fueron útiles las lecciones recibidas en la escuela, es por eso que, aunque no la quisiera, le decía a la novia de turno que la quería. Al fin y al cabo, así se comportaban esos adultos a los que una vez le exigieron parecerse y él, después de todo, siempre destacó por ser un alumno muy aventajado, lo suficientemente aventajado como para divertirse con el tabaco, el alcohol o la televisión mientras, sin darse cuenta, pasaban los años de esa vida ganada a pulso y que, a pesar de no haber elegido, había terminado cogiéndole cariño. Lo supo esta mañana al sentir resbalar una lágrima por su mejilla cuando el médico le dijo que era seropositivo.

El Sietemesino
Imagen (Google

5 comentarios:

  1. Un estupendo ejemplo de que la vida empieza a apreciarse cuanto más se nos escapa entre los dedos. Yo, por si acaso, voy a divertirme todo lo que pueda.

    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  2. Que la vida no nos consuma...
    que el vivir signifique vivir y sólo eso.

    Saludos y letras

    ResponderEliminar
  3. Pues sí, más cotidiano de lo que parece. He recordado un pensamiento personal que me da pudor contar, la última frase de American Beauty, y esta canción

    http://www.youtube.com/watch?v=NQLxC6mNGC8

    Un abrazo, me encantó :)

    ResponderEliminar
  4. De tanto dar vueltas a la rueda del molino no miramos más allá y se nos escapan tantas cosas.

    ResponderEliminar

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.