jueves, 23 de junio de 2011

El espíritu de la fiesta

El verano sin sus canciones no sería lo mismo, nadie en España concebiríamos el estío, sin cantar alguno de sus estribillos pegadizos y desenfadados por muy sesudos y finos que queramos parecer. Pocos se atreverán a confesar públicamente que tararean en casa o en la ducha, sobre todo cuando tenemos el ánimo contento, uno de sus innumerables hit's. Nadie, digo, admitirá abiertamente que sabe de memoria la letra de cualquiera de sus temas más conocidos. Sin embargo, mal que nos pese, es así.
Él se ha ganado, sin ápice de duda, el trono de rey del verano; merecido título, ya que lleva años haciéndonos bailar en las plazas de los pueblos, en el coche, en la playa, en la montaña y hasta en las más prestigiosas salas de fiesta de Benidorm... Aunque no sólo nos deleita con sus estrofas sino que, además, de cuando en cuando nos regala joyas en forma...
... de entrevistas interesantísimas, fruto de su bondadoso corazón.
Unos, burdas imitaciones, han pretendido durante las últimas cuantro décadas, y digo bien, "cuatro décadas", bajarlo del trono. Simulacros tales como King África, Los del Río, Bisbal, Las Ketchup o Raúl lo intentaron por todos los medios, mas tuvieron que conformarse con morder el polvo, pues él siempre vuelve con renovadas fuerzas.
Otros quisieron boicotearle argumentando que "eso" no era más que para frikis y gente que no entiende de música. Este colectivo también se topó de bruces con el fracaso ya que, de nuevo, aparecía él con su impoluta y brillante voz provocando frenéticos movimientos de caderas.
Cada año, al comienzo del verano, igual que las flores, las terrazas y la alergia comienzan a sonar sus diabólicas composiciones, las cuales, sin saber cómo nos taladran el cerebro y nos poseen sin poderlo evitar; nos convierten en seguidores, siervos, danzantes humanoides abducidos por la extraña fuerza de su magnífica energía.
Supongo que a semejante altura habréis adivinado de quién se trata, ¿verdad?: ese simpático francés de contagioso humor que ha logrado lo que su célebre compatriota Napoleón no pudo por la fuerza. Conquistar el mundo entero con auténticos himnos estivales como El Bimbo, Macumba, La Barbacoa, El Chiringuito, Casatschok o Mecagüentó.
Desde aquí y alcanzado este punto, queremos rendir, pues, un pequeño homenaje a Georgie Dann, ese espléndido profesor de E.G.B., buen nadador, mejor intérprete de jazz, audaz multiinstrumentista y compositor de éxito que no pasará a los anales de la música pero que nadie podrá discutirle, sin embargo, que ha formado (y forma) parte de nuestros más agradables recuerdos estivales.

La Minina
Imagen (Google)

4 comentarios:

  1. Desde luego tiene el mérito de haber logrado varias veces el "titulo" de la canción del verano. Desde luego no me gusta mucho, pero le reconozco ese talento.

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  2. No le vamos a quitar ese mérito a este cantante, es algo que nadie puede hacer y todos conocemos alguna de sus canciones, aunque lo intentemos negar...

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  3. Pues yo debo ser la excepción que confirme la regla, pero eso de los exitos de la radio, como que no.

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