Regreso al pasado

Ayer a las 14:30, justo después de comer, bajé al bar de la esquina a tomarme algo, pero ayer, en vez de la típica yankee cola me bebí un té, un tradicional té verde que me predispuso para la lectura, por lo que no tardé en regresar a casa y ponerme a leer. Sin embargo, ayer, en lugar de hacerlo por internet como suelo, opté por el libro, el clásico libro de papel hasta que Sade, con una de sus descripciones, llegó a ponerme tan caliente que juro no pude evitar masturbarme. Eso sí, nada de recurrir a las películas porno como...
...de costumbre, en absoluto, ayer me decanté por la imaginación, el antiguo recurso de la imaginación que, vuela volando, me subió a la luna y, aprovechando que estaba en ella, mecí el letargo escuchando música. Pero cero mp3 ó mp4 ó mp15, extrañamente, ayer, tuve el antojo de escuchar el Claire de Lune en el giradiscos, el histórico giradiscos con sus deliciosos saltos de aguja incluidos. Y claro, tanto fue el cántaro a la fuente, tan paranormal se estaba poniendo la cosa, que terminé por coger lápiz y papel (a semejante altura utilizar la Olivetti me pareció una incongruencia) y escribir estas letras sobre la extraña tarde que febrero me dejó.

El Sietemesino
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