-A ti no ocurrir abrir grifo arguno
ni tampoco estirrrar de la cadena,
mientras yo no acabar toda mi faena-,
me dijo con claro acento moruno
desde el piso de abajo el fontanero.
Mas yo que soy de intestinos ligeros,
tras una sopita y unas lentejas,
no tardé en ir al cuarto de baño
a plantar un pino que me hizo daño
incluso en las mismísimas orejas.
Y allí, de pie, viendo orgullosamente
cómo se lo llevaba la corriente,
recordé con espanto y de repente
las palabras del pobre fontanero
que estaba trabajando en el primero.
¡Pasó todo tan rápidamente,
se desarrolló con tal premura la acción!,
que aún no me había subido el pantalón
y ya el pocero golpeaba atrozmente
mi puerta, ¡alabada sea la puerta!
(me evitó una zurra a ciencia cierta),
pues según pude ver por la mirilla,
tanto las lentejas como la sopa
le manchaban cabeza, cara y ropa;
la mierda le llegaba a las rodillas.
Y en absoluto exagero si digo
que entre sus gritos y mis propios nervios
pensé en romper mi medroso silencio
e invitarlo a cenar en plan amigos,
aunque, obviamente, seguí callado
y solo abrí la puerta, ¡santa puerta!
(me evitó dos hostias a mano abierta),
tres horas después de haberse marchado.
El Sietemesino
Imagen (Google)
Me ha hecho sonreir este divertido sainete. Enhorabuena !!!!!!
ResponderEliminarInteresante tu poesía escatológica, si señor... xD
ResponderEliminarSaludines mañaneros
interesante, nunca me hubiese planteado tal cuestión:)
ResponderEliminarjajajajaja..... qué bueno que eres!!!! a mi tambien me ha hecho reir porque lo has descrito tan bien que me ha parecido poder verlo!!!! Un beso! :D
ResponderEliminarUn poema coprológico jajajaja Besotes
ResponderEliminar