manchas de espuma sobre los sonetos
y manchas de nosequé en el corazón.
La ventana estaba abierta de par en par
al cielo azul oscuro, casi negro,
y la luz de una farola alumbraba tu cuerpo.
Doña Concha lloraba esa tarde a un marinero
cuando no se moría de pena La Faraona,
y en cada copla nos acoplábamos hasta arder.
Tenías la piel irritada por mi barba,
te daba vergüenza ir al servicio
y se te hacía ya cuarenta minutos tarde.
Es verdad que nos faltaban porros y condones,
sin embargo nos sobraban besos, caricias
y promesas que nunca cumpliremos.
Y aunque ni tú ni yo sabemos bailar
hasta los libros se descolgaron del estante
borrachos de tanta belleza.
Era una tarde casi de primavera,
la ventana estaba abierta de par en par
y una farola iluminaba tus pechos desnudos.
Había manchas de vino en el suelo,
manchas de vida sobre los poemas
y manchas de nosequé en mi corazón.
El Sietemesino
Foto (Google)
El Sietemesino
Foto (Google)
Una de las mejores opciones para pasar una tarde,jejejee.
ResponderEliminarLas musas rondan de nuevo esta casa. Me alegro:)
Qué bonito poema, de los mejores que he leido en este blog, y es verdad que seguramente ninguna de las promesas que decimos en esos momentos las cumplimos :-)
ResponderEliminarEsta bien el poema, pero como he dicho en otras ocasiones no lo es lo mío.
ResponderEliminarSietemesinoooooo deja los porros que eso te funde el cerebro!!!
ResponderEliminarYo es que soy mas de Becquer...
ResponderEliminar:P
Me ha gustado, es una manera de pasar la tarde y no aburrirte ¡para nada! ja ja.
ResponderEliminarTomo nota...
Hola
ResponderEliminarPara no aburrirse...;)
saludos
tetas, vino, manchas, habitación, piel irritada.... hum... deduzco que aquí se ha polveado.
ResponderEliminarEs un buen poema, te lo digo yo. saludos
qué don de palabra que tienes sietmesino! un beso
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