Mis pies son raíces
hundidas en tierra,
los brazos dos ramas
que abrazan quimeras,
el torso un tronco
sostén de tristezas
y al norte la cama
que al miedo acogiera.
Arbusto errante
de sueños y ganas,
de sombras constantes
sujetas al alma,
que bien atesora
la savia ardorosa
capaz de adorar
y también de aplastar
a la flor más hermosa.
hundidas en tierra,
los brazos dos ramas
que abrazan quimeras,
el torso un tronco
sostén de tristezas
y al norte la cama
que al miedo acogiera.
Arbusto errante
de sueños y ganas,
de sombras constantes
sujetas al alma,
que bien atesora
la savia ardorosa
capaz de adorar
y también de aplastar
a la flor más hermosa.
El Sietemesino
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