Egipto sufre un severo dolor de Mubarak, está harto de su presidente.
Durante el día las calles de El Cairo son tomadas por las multitudes en protesta al régimen imperante. Los soldados posan junto a las mujeres y dejan que los niños trepen sus tanques con toda normalidad, ya que el ejército, o parte de él, parece apoyar idéntica causa.
Al caer la noche avenidas, parques, calles y plazas se convierten en lugares peligrosos (al menos 300 muertos hasta la fecha); el pillaje, los toques de queda y las barricadas ya forman parte de la rutina.
Pero Mubarak no quiere dejar el poder, la oposición desea el poder y el ejército todavía no ha dicho que le hace ascos al poder. Justo en el centro de ese triángulo imperfecto, los de siempre, el pueblo sufriente: atajo ideal para alcanzar el poder.
El Sietemesino
Imagen (Google)
Pues yo le deseo mucha suerte al pueblo egipcio , como decía en mi blog , con el poder del pueblo nadie podrá , espero que sea así..
ResponderEliminarSaludos y te sigo ;)
Hola
ResponderEliminarUna revolución que se extiende.
saludos
Tambien estoy de acuerdo con isa y Silvia. Un beso.
ResponderEliminarEspero que el pueblo egipcio encuentre la democracia y no caiga en manos islamistas.
ResponderEliminar¿Tú sabes que a mí me da la impresión que esas sillas de los altos mandos tienen como unos brochecitos que atrapan al que se sienta allí? ¡¡¡Aquí nadie quiere soltar el poder!!! Aquí ni en ninguna parte...
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