Rojo sobre blanco,
rojo sobre negro,
rojo sobre el universo
ante el que dos embelesados
dioses se inclinan
con violenta atención
y nerviosos ademanes
...la música de la duda,
mas solo porque sus manos
con mayor rapidez forjan
se advierte el transcurrir
de un tiempo que teñirá
de rojo el blanco,
de rojo el negro,
de rojo el misterioso océano.
Tarde o temprano
las mil reflexiones,
las mil reflexiones,
íntimo sufrimiento
y sagrado silencio
quebradas serán
por dos palabras
que la futilidad del esfuerzo
enemigo anuncien,
atravesando su orgullo
hasta deshacerlo
en rojo sobre el blanco,
rojo sobre el negro,
rojo sobre todo el tablero.
El Sietemesino
Imagen (Google)
Este mundo vive en precario equilibrio, pero antes de teñir de rojo el paisaje juguemos una buena partida de ajedrez.
ResponderEliminarUn abrazo.
El ajedrez es una sátira y a su vez un espejo del proceso humano.
ResponderEliminarEl ajedrez, siempre me ha parecido una metáfora de la realidad, podrían escribirse mamotretos incesantes al respecto.
Saludos y letras
Olé. Me encanta el ajedrez, amo ese undo tan puro de cálculo donde es tan frecuente la magia. Es genial. Y en efecto, jugando podemos sentirnos dioses.
ResponderEliminarUn abrazo :)
Jaque maque has dado con esta poesía.
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