jueves, 20 de octubre de 2011

Los Buenos

Noche de jueves. Septiembre. El calor aún aprieta. Llamas a una amiga y os vais de discotecas. En  un momento determinado, volviendo de la barra, te la encuentras hablando nerviosamente con un desconocido. Te acercas un poco, lo suficiente. Puedes escuchar cómo ella le dice "déjame en paz, no quiero bailar contigo" y ver cómo él le toca el culo y la llama "puta" antes de comenzar un forcejeo. Decides intervenir,
defenderla. El desconocido, escoltado por cuatro hombres, se dirige a ti y te inmoviliza. Comienzan a hostiarte la cara y el estómago. Sangras. Caes al suelo. Ya no sientes las botas incrustándose en tus costillas. Sin embargo, el asunto no ha acabado. "Somos policías y quedas detenido", oyes que dicen.
Subes a un furgón que te lleva hasta la comisaría. Allí siguen golpeándote...
...además humillarte, vejarte y
torturarte (queman tu piel con cigarros y te restriegan un mocho usado por la cara). Uno de los agentes, incluso, coge una pistola y amenaza con jugar contigo a cierto juego. Aún y con todo te atribuyen falsos delitos: atentado a la autoridad y posesión de drogas. Finalmente tus agresores optan por parar el entretenimento y ponerte en libertad.
Eso es justo lo que le sucedió a Yuri Sarran la noche del 6 al 7 de septiembre de 2006. Lo que desconocían los cinco fantásticos es que Sarran es hijo de diplomático, hijo del Cósul de Trinidad y Tobago en Noruega y que, gracias a las influencias de su padre, ha podido librarse de comerse un marrón de tres pares de huevos.
Y es que la Audiencia de Barcelona, que ayer dio a conocer la setencia de los hechos, en ningún momento creyó la versión de los policías: que la disputa se inició, no por una chica, sino porque el joven les ofreció hachís y les atacó cuando iba a ser detenido. Para la Audiencia no es creíble que un estudiante extranjero de Administración de Empresas, "que recibía constantes transferencias de dinero se dedique a vender hachís por 20 euros". Y que lo hiciera, además, "acudiendo a una discoteca con sus compañeros de clase".
Dos años y tres meses a la sombra. Eso es lo que les ha caído a dos de los agentes (los tres restantes no pudieron ser identificados) por lo que el juez considera un delito de torturas grave.
Así se las gastan los defensores del ciudadano, los encargados de velar por la ley y el orden, los Buenos quienes, de no ser por el cargo del padre de la víctima, habrían metido entre rejas a una persona completamente inocente porque son la autoridad.

El Sietemesino
Imagen (Google)

2 comentarios:

  1. Se han dicho tantas cosas ya sobre este tema que, ¿qué puedo añadir? Nada, solamente resumir lo que ya sabemos, que cuanto más arriba, más poder y, cuanto más poder, más inmunidad.
    En este caso no se salieron con la suya porque se enfrentaban a alguien superior, pero no siempre e así, y si no tienes dicho poder, hacen contigo lo que quieren.
    Una pena de sociedad...

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  2. ¿Y es justo el castigo? creo que es desproporcionado, tendría que ser mucho mayor, además se les tendría que obligar a delatar al resto de hijos de puta del grupo, puesto que ellos los conocen de sobra, al igual que aquellos que los enviaron a ese servicio, es decir, que de haber querido, sus propios mandos podrían haberlos puesto a disposición judicial.

    Yo personalmente he conocido casos similares y hasta peores, en mi ciudad el grupo antidrogas es el mayor cartel de traficantes que hay.

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