El suceso, que se produjo la madrugada del viernes al sábado durante la llamada Nit de la Cremà, está siendo investigado por la policía levantina aunque, a día de hoy, no se sospecha quien puede ser el autor, o autores, materiales de los hechos.
Daban las dos y cuarto cuando los bomberos prendieron fuego a la Hoguera ubicada en la Plaza del Ayuntamiento ante las más de dos mil personas congregadas, sin que nada hiciera presagiar un drama de semejante envergadura, pues la ceremonia discurría según el protocolo en estos casos: cánticos, tradicionales......insultos a los bomberos y lágrimas de emoción tanto por parte de la Bellea del Foc como de Sonia Castedo, alcaldesa de la ciudad.
Sin embargo, a medida que las llamas devoraban el monumento el ambiente fue, literalmente, enrareciéndose. Poco a poco la algarabía inicial diluyose hasta derivar en un casi total silencio que hubiera recordado más a un funeral de no ser por las multitudinarias y desenfrenadas carcajadas que, al punto, rompieron ese silencio dando paso a episodios de tal surrealismo perfectamente comparables a cierta escena descrita en la novela El Perfume.
Y es que varios miembros de la Policía Local pudieron verse abrazados y pidiendo perdón a algunos Indignados que por allí pasaban, mientras un afamado banquero se comprometía de viva voz a invitar a la inmensa concurrencia a una cena en el prestigioso restaurante Dársena y un determinado grupo derechista entonaba La Internacional incesantemente. Todo ello sin que el grueso de la concentración dejase de profesarse abrazos, caricias y besos nacidos de la más absoluta espontaneidad.
Aunque de entre esas casi tres mil personas reunidas en la Plaza de la Casa Consistorial, hubo una que escapó a tan misteriosos efectos. La Sra. Castedo. Precisamente la edil populista, perjudicada por un fuerte constipado, fue quien dio la voz de alarma y decenas de unidades médicas y policiales no tardaron en desplazarse hasta el lugar de los hechos; las unas para trasladar, no sin cierta dificultad, a los múltiples infectados a los diferentes hospitales y las otras con el objetivo de dar con la causa de lo sucedido, cuyo portavoz declaró ayer que -ignoramos quien ha podido ser el desalmado capaz de perpetrar este grave delito, por contra, lo que sí hemos hallado son restos de cannabis entre las cenizas y las maderas del monumento. No obstante, y gracias a Dios, no hay que lamentar daños físicos importantes más allá de los vómitos y cefaleas propias del alto consumo de la mencionada sustancia. Además, quiero aclarar desde aquí que no se continúe hablando de "milagro" ni de canonizar a nuestra excelentísima alcaldesa ya que, al parecer, la razón por la cual la Sra. Castedo permaneció inmune a las inhalaciones de marihuana hay que buscarla en su gripe, en la severa congestión nasal que padecía entonces-.
El Sietemesino
Imagen (Google)
Reitero... ¡Buenísimo! Lo que me he podido reír con ello.
ResponderEliminarUn besazo, canijo.
Ta ta.
pero qué bueno!!!!!
ResponderEliminarme encanta este lado tuyo...tan sarcástico:)))
Nunca mejor dicho, primo, la Nit de la Cremà fue una auténtica intoxicación en masa, de la que participé intoxicándome un poco.
ResponderEliminarTu cuento no es tan surrealista.
Un abrazo.
Es peligroso no saber lo que estas quemando ... ;-) Muy divertido el relato de hoy
ResponderEliminar