Caía el régimen Republicano
y empezaban a contarse los muertos,
cuando ya se endurecían sus manos
entre bancales, sembrados y huertos.
Manos valientes de las que comieron
tres hijos más uno o dos de propina
y que todavía tiempo tuvieron
de encender velas por Santa Cristina.
Manos que el dios reloj ha terminado
cansando, ajando y enlenteciendo
pero que para mí seguirán siendo
las manos de tacto aterciopelado
que antaño con celo me protegían
del vacilante mundo al que crecía.
El Sietemesino
Imagen (Google)
Se nota que esas manos acunan mucho cariño de ida y vuelta. Por cierto, no sé si sabes que Netwriters publica libros de poesía. ¿A qué esperas para enviar el tuyo?
ResponderEliminarUn abrazo.
Me ha sobrecogido.
ResponderEliminarEsas manos se merecen muchos homenajes como el tuyo.
ResponderEliminarhermoso texto, sí saca una lágrima densa si lo exprimes bien.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo
Sobrecogedor y sumamente emocionante. Un hermoso homenaje a esas manos que por tanto han pasado.
ResponderEliminarUn beso.
Muy bonito relato. Me ha gustado mucho
ResponderEliminar