Puedes dejar el tabaco,
puedes ahorrar y operarte,
puedes conducir con casco
e incluso puedes beber sangre.
Miss Guadaña, sin embargo,
tan solo llega a evitarse
de un modo más simple y llano:
amando, amando y amando...
amar hasta acabar logrando
la indiscutible inmortalidad,
que nos brinda el hecho de habitar
en la memoria de los demás.
El Sietemesino
Imagen (Google)
Sólo así empezaremos a ser un poco humanos.
ResponderEliminarMuy bonito, y cierto.
ResponderEliminarYa lo decía Séneca. Los grandes hombres nunca mueren porque quedan vivos en la memoria de los demás y así alcanzan la inmortalidad. Quevedo y los seguidores del estoicismo en el Siglo de Oro español, también escribieron variantes sobre el mismo tema.
ResponderEliminarLo cierto, es que es la única forma de conseguir la inmortalidad.
Un abrazo.
Musolini también pasó a la historia, la muerte no es tan mala al fin y al cabo.
ResponderEliminarNo puedo estar más de acuerdo con lo que dices, primo, y expresado con la claridad con que lo expresas debería ser enseñanza obligatoria.
ResponderEliminarUn abrazo.