Cuando te chuflas catorce cervezas
le entras sin problema a cualquier mujer
aunque tus palabras huelan a hiel.
Cuando te chuflas catorce cervezas
y no vomitas en ninguna ocasión
piensa que estás haciéndote mayor.
Cuando te chuflas catorce cervezas,
el balcón del piso que alquilaste...
... es ideal para echarlas y aliviarte.
Cuando te metes catorce cervezas
dejas que alguien en tu lugar decida
y otra vez perseguido por un simpa.
Cuando te bebes catorce cervezas
rugen las tripas, vas al Burgues King
y pides sin cortarte un happy meal.
Cuando te soplas catorce cervezas
acabas en la playita mojando
mientras un tío se toca mirando.
Cuando te pimplas catorce cervezas
oyes cómo habla el lucero del alba,
cómo murmura: "ya vale, gualtrapa".
Cuando te hincas casi quince cervezas
a veces lloras y te comprometes,
juras que no volverás a excederte;
no más domingos de fuertes jaquecas
aislado en casa viendo Bandolera
sin un solo céntimo en la cartera,
no más suicidios flotando en alcohol
hasta que el coleguita de rigor
suelta eso de "a esta cerveza invito yo".
Lo mismo es litrona, penalty o caña
que tercio, quinto, botellín o clara;
rubio fluido, licor de la seguridad
que vuelve genial la mediocridad
y a cualquier estúpido juntaletras
por unas horas hace sentir poeta.
le entras sin problema a cualquier mujer
aunque tus palabras huelan a hiel.
Cuando te chuflas catorce cervezas
y no vomitas en ninguna ocasión
piensa que estás haciéndote mayor.
Cuando te chuflas catorce cervezas,
el balcón del piso que alquilaste...
... es ideal para echarlas y aliviarte.
Cuando te metes catorce cervezas
dejas que alguien en tu lugar decida
y otra vez perseguido por un simpa.
Cuando te bebes catorce cervezas
rugen las tripas, vas al Burgues King
y pides sin cortarte un happy meal.
Cuando te soplas catorce cervezas
acabas en la playita mojando
mientras un tío se toca mirando.
Cuando te pimplas catorce cervezas
oyes cómo habla el lucero del alba,
cómo murmura: "ya vale, gualtrapa".
Cuando te hincas casi quince cervezas
a veces lloras y te comprometes,
juras que no volverás a excederte;
no más domingos de fuertes jaquecas
aislado en casa viendo Bandolera
sin un solo céntimo en la cartera,
no más suicidios flotando en alcohol
hasta que el coleguita de rigor
suelta eso de "a esta cerveza invito yo".
Lo mismo es litrona, penalty o caña
que tercio, quinto, botellín o clara;
rubio fluido, licor de la seguridad
que vuelve genial la mediocridad
y a cualquier estúpido juntaletras
por unas horas hace sentir poeta.
El Sietemesino
Imagen (Google)
Te entiendo, no soy capaz de tal ingesta cervezera pero sí sé reconocer qué pasa tras 11 tequilas.
ResponderEliminarPoesía hiperrealista.
ResponderEliminarTienes razón. Desafortunadamente, ya no me siento capaz de pimplarme así. Pero corroboro que lo que dices es cierto..o eso creo yo también.
ResponderEliminar"no más domingos con dolor de cabeza
encerrado en casa viendo Bandolera
sin un solo céntimo en la cartera"
No, por favor xDD
Muy bueno, de veras :) ¡Un abrazo!
Yo con 3 tercios ya veo las cosas de distinto color :-)
ResponderEliminarHablando de cervezas... la próxima ronda te toca a ti. En el bar de siempre.
ResponderEliminarUn abrazo.