Fue en Mayo, con sus anchas tardes de luz
y su algarabía infantil
sacudiendo las calles.
Aquel Mayo, ascendiendo por la ventana
abierta de la habitación
rociada en flor de naranjo.
Mayo andaluz, acunando nuestros cuerpos
sobre la cama enlazados
el crepúsculo cobalto de Mayo.
Mas las campanadas de una iglesia a lo lejos,
Mas las campanadas de una iglesia a lo lejos,
la canción rasa del grillo entre la maleza,
los arpegios flamencos de una guitarra
a media voz en la radio
supieron conjurar tan mala simulación
y apenas rozándote la piel húmeda
con ternura casi infantil,
mi boca a tu oído trepó
susurrando ocho letras que te hicieron sonreír,
apretarme contra tu pecho
y entregarme tus labios de vino...
tus labios de vino por última vez en Mayo.
El Sietemesino
Imagen (Google)
Muy bonita poesía, aunque a mi particularmente, mayo y la primavera en si no me suelen gustar.
ResponderEliminaruna poesía muy bonita y a mí sí que me gusta la primavera y el mes de mayo.
ResponderEliminarEl verso final cierra con broche de oro la finalidad del poema. Qué bonito texto, que me remonta a cuando leía los romanceros.
ResponderEliminarSaludos y letras, et buen mayo, ya que venga.