Tus lunares:
gotas de chocolate que salpican caprichosamente universos de seda.
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Tus dedos:
níveos pétalos de calor que el viento de la ternura posó una vez sobre mí.
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Tus ojos:
misteriosas noches árabes que inducen feroces deseos de traslado.
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Tus mejillas:
orillas de carne constantemente humedecidas por olas de rubor.
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Tu risa:
refrescante ungüento que tonifica los dormidos músculos de la dicha.
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Tus suspiros:
hilo refrescante de vida trenzado por latidos y profunda emociones.
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Tu pelo:
manantial de olor y suavidad bajo el que se esconden tesoros de cisne.
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Tus gestos:
reflejo de ritmo vital y hojas de té para quien tiene la suerte de observarte.
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Tu boca:
húmedo abismo por el que se despeña en solitarias horas mi imaginación.
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Tus senos:
convexos paisajes de hirviente porcelana cuyas sonrosadas cimas sueño.
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Tú:
sustento de este torpe mendigo que te desea, que te sueña, que te añora,
que te adora, que te piensa, que te llora;
que te quiere.
El Sietemesino
Imagen (Google)
Muy bonita poesía.
ResponderEliminarJuer, que apasionado. Viene bien para un lunes a esta hora. Pero ahora ya me has hecho pensar en...senos..jajajajaajajaj
ResponderEliminarUn abrazo ;)