Caricias, besos, mordiscos...y él, tripulante de un barco pesquero...
...que acababa de tocar tierra después de tres meses, finalmente se vio embistiendo al cuerpo tendido boca arriba que yacía bajo su ansioso badajo. La cama chirriaba y el cabezal se estrellaba impetuosamente contra la pared cada vez más rápido, cada vez más fuerte, mientras la boca de ella pasaba de los susurros a los gemidos y de los gemidos a unos gritos acompañados por auténticas lágrimas yankis.
-Se nota que gozas ¿eh, vida?-.
-Ma...ma...-.
-Quiero que sepas que nunca antes había hecho llorar de placer a una mujer-.
-Ma...ma...-.-Así es como que te gusta ¿verdad?-.
-Ma...ma...-.-Joder qué raras sois las americanas, mira que ponerte a pensar justamente ahora en tu madre-.
-Ma...ma-, acertaba a decir ella tras cada empujón animal de él.
-Ma...ma-, acertaba a decir ella tras cada empujón animal de él.
Y aprovechando la breve pausa que el marinero hizo para tomar aire, al fin logró articular palabra:
-¡Ma...ma...mamówn, qué mawdre ni qué láwgrimas de placer ni qué howstias!. ¡Low que pasa es que tengow la espalda abwrasada por el sol y me la estás despellejandow cada vez que me empujas contra el puto colchówn!. ¡Mother fucking!-.
El Sietemesino
Imagen (Google)
El sueño de cualquier masoquista, sin duda, jajajaja.
ResponderEliminarBrillante.
Saludos nocturnos y buon fine settimana ;)
Estos extranjeros que no saben tomar el sol. Un relato muy divertido !!!
ResponderEliminarVaya los extranjeros..je je..sin saber tomar el sol como dice odiealex..ja ja ja ;)
ResponderEliminarSaludos y buen finde!